Reformas fiscales en Bélgica: Un dilema para los expatriados

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Publicado el 2022-06-13 a las 12:20 por Asaël Häzaq
El pasado mes de enero, el gobierno belga introdujo dos nuevos regímenes fiscales, algunos de los cuales se espera que afecten a los expatriados. El 6 de mayo se publicó una larga circular en la que se dan detalles sobre estos dos regímenes. En un principio, se suponía que esta reforma era sencilla, ya que ponía fin a algunos tipos de beneficios fiscales y apoyaba a las familias con bajos ingresos. ¿Cómo afecta esto a los expatriados?

¿Qué deben esperar los expatriados de estas reformas?

El 1 de enero de 2022, el gobierno belga introdujo dos nuevos regímenes fiscales para los expatriados: el régimen fiscal especial para impatriados (RSII) y el régimen fiscal especial para investigadores impatriados (RSICI). Estos dos nuevos estatutos dividen y sustituyen el antiguo estatuto de los ejecutivos extranjeros. El RSII se dirige a los empleados y empresarios extranjeros, mientras que el RSICI se dirige a los empleados extranjeros. Pero eso no es todo. La novedad de esta reforma es que los belgas también pueden acogerse a estos dos regímenes.

Además, el gobierno ha introducido un umbral salarial mínimo. Según este régimen, los expatriados tendrán que ganar más de 75.000 euros brutos por año natural. La circular del 6 de mayo ofrece detalles. El importe bruto de 75.000 euros se determinará en función de las actividades realizadas en Bélgica. Sin embargo, aunque la ley se aplique en enero de 2022, el sistema anterior sigue siendo válido durante dos años. Aun así, los expatriados que deseen pasar inmediatamente al nuevo régimen deben haber ganado más de 75.000 euros brutos en el año natural en el momento de su solicitud. De hecho, tienen que demostrar que ganan esta cantidad durante todo el año natural. En caso de disminución de los ingresos, el régimen fiscal deja de aplicarse.

Una reforma que cuestiona la igualdad

Los partidarios de esta reforma recuerdan que los expatriados en Bélgica se han beneficiado de un sistema fiscal muy generoso durante muchos años. Desde 1983, el sistema fiscal belga ha atraído a extranjeros e inversores ricos. El país no sólo ha cumplido, sino que ha superado con creces sus objetivos. Sin embargo, esto no es del gusto de las clases medias de bajos ingresos, por lo que la reforma era muy necesaria.

La circular del 6 de mayo aclara o confirma otras disposiciones de la ley del 1 de enero: los 75.000 euros se consideran antes de la deducción de las cotizaciones sociales. Deben referirse a retribuciones fijas, por lo que se incluyen todos los beneficios realmente cuantificables en el momento de la solicitud. Por el contrario, no se tienen en cuenta los beneficios futuros o hipotéticos.

Que los expatriados deban preocuparse o no depende del punto de vista. Los partidarios de la justicia social señalan que la fiscalidad belga es una de las más desiguales de Europa. Mientras los más ricos se benefician de exenciones y otros regímenes favorables, las categorías de bajos ingresos pagan impuestos más altos. Además, Bélgica es conocida en general por sus elevados tipos impositivos. Los trabajadores con una renta anual de 12.000 euros pueden pagar hasta un 40% de impuesto sobre la renta.

¿Y los inversores extranjeros?

Todavía es pronto para determinar si los inversores extranjeros seguirán considerando Bélgica como su próxima parada y si los expatriados ricos se marcharán. Por ahora, la "gran reforma fiscal belga" está en el centro de los debates. El Ministerio de Hacienda reconoce que este plan de reforma tiene un largo camino que recorrer antes de ser finalmente aceptado por las masas.