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Alexis en Mallorca: "mis metas, cuidarme y cuidar de los míos"

Escrito porJavier Olivas Alguacilel 12 Enero 2021

Esta semana estamos encantados de publicar la historia de Alexis, idealista y disfrutón a partes iguales. Lleva más de 20 años viviendo en la paradisíaca isla de Mallorca, a donde llegó desde Argentina. Apasionado de la naturaleza y del mar, ha compartido con nosotros su periplo, sus proyectos y su buena energía. 

¿Cuánto tiempo llevas en España y por qué decidiste dejar en Argentina? 

Llegué a España en el año 2001, en el mes de Mayo, justamente  antes del famoso “corralito” (Diciembre 2001), hace casi veintiún años, así que llevo más de la mitad de mi vida aquí. Llevaba un tiempo viendo y viviendo cambios sociales en Argentina que alteraban el  ritmo de nuestra vida normal y normalizaron a su vez la presencia de la violencia y la  inseguridad. No me sentía cómodo con esta idea, no me gustaba. Fui asaltado a mano  armada un par de veces, esto me animó definitivamente a salir. 

Principalmente ése fue el motivo por el cual empecé a pensar que quería salir a conocer y ver otras partes del mundo. La verdad es que me decidí muy rápido y salí completamente desorganizado, sin una  idea clara de lo que iba a hacer, sí de lo que no quería, pero no había plan. Empaqueté mis cosas, las que quería conservar, el resto las regale o vendí, armé la  maleta y me fui. 

Fue un acto de locura irresponsable o atrevimiento, muy al estilo de los noventas, un arrebato de esos que solemos tener cuando somos muy jóvenes e inconscientes, al  menos en mi generación. A diferencia de muchos amigos míos jóvenes de veintipico, que en la actualidad tienen muy claro lo que quieren, además de qué y cómo hacer para lograrlo, yo fui al encuentro de lo desconocido. Pero sí que estaba decidido a quedarme en España al menos por un buen tiempo, así que con el billete sólo de ida y quinientos dólares en el bolsillo, a la aventura.

¿Cuál fue tu proceso para poder vivir legalmente en el país?  

El proceso legal fue muy sencillo, tengo nacionalidad italiana. Al ser comunitario, sólo fue solicitar el NIE, empadronarme y listo, podía trabajar y residir sin problemas. Esto lo facilitó mucho todo. 

Afortunadamente unos años antes mi madre se ocupó de hacernos la doble ciudadanía a mí y a mi hermana, a través de mi abuela que era italiana, por si alguna vez queríamos viajar a Europa. Todavía recuerdo el día que mi madre me dijo: “Estoy haciendo la ciudadanía italiana...¿querés que te la tramite a vos también?”, y yo le dije: ¿Para qué me sirve?, “por si algún día querés viajar”. ¡Qué grande mi madre!

Ahora vives en Mallorca, una de las perlas del Mediterráneo ¿Qué es lo que  más te gusta de vivir es esta bella Isla?  

Mallorca es increíble.Además del hecho de tener mar y montaña al lado de casa, una de las cosas que más me gusta de vivir aquí es el ritmo que mantiene, me he hecho mucho a lo mallorquín.  Esa “ciudad/pueblo”, como decirlo, hay un equilibrio entre todo lo que puedes encontrar  en una ciudad grande pero con un ritmo más o menos de pueblo, esto genera un  encanto, ese famoso “que bien se vive en Mallorca”. Disfruto mucho del mar. 

El paisaje es increíble, la oferta gastronómica es amplísima, la cantidad de cosas y lugares por descubrir en una isla de algo menos de 80km de una punta a la otra, es impresionante. 

Las islas son microsociedades muy particulares ¿Cuáles son para ti las características de la mallorquina?  

Es verdad, las poblaciones de las islas tienen una serie de particularidades comunes debido a la insularidad. ¡La sociedad mallorquina más! Tienen su propia idiosincrasia, su carácter y temperamento. Están muy, muy orgullosos de su cultura y de su lengua, de su isla, de ser mallorquines. 

Al llegar a Mallorca, lo que más me llamó la atención fue lo “cerrados” que podían llegar a ser a veces con los desconocidos, aunque también debo decir que una vez el tiempo  pasaba y se ganaba la confianza, la cosa cambiaba mucho. De todos modos, a lo largo de estos veinte años la sociedad mallorquina (y yo también), ha ido cambiando  radicalmente. 

La influencia ejercida por la inmigración, tanto sudamericanos como europeos, que se afincaron en la isla, y por ende sus hijos, nuevas generaciones aquí nacidas ahora en un contexto mucho más pluricultural han ido imprimiendo a la sociedad de muchos más matices. 

En este punto, creo que es importante cuidar y preservar la cultura local, que  inevitablemente se ve influenciada por el aporte cultural extranjero, preservando la  historia y las raíces autóctonas. A la vez que surgen nuevos aspectos culturales  modernos y tan particularmente mallorquines como los tradicionales. Me parece que es bueno y muy enriquecedor para la sociedad. 

¿Hay algo que eches de menos de tu país?  

Esta pregunta me ha hecho recordar y reconectar con algunos sentimientos y  memorias que hace tiempo que no tenía. No suelo pensar en lo que echo de menos o en lo que pueda ponerme un poco nostálgico, tengo mis “mecanismos de defensa” internos para evitarlo.  

Los primeros años en España sí que había cosas que echaba de menos, los amigos, la  familia, la manera de relacionarme con la gente cercana, vivir en una casa en las  afueras, la comida..., un montón de cosas que me generaban una indecisión muy  grande sobre qué era lo que realmente quería hacer y para qué estaba aquí. Tardé mucho, mucho tiempo en darme cuenta qué era lo que realmente echaba en falta.  Finalmente llegué a la conclusión de que lo que realmente añoraba era la memoria de un “tiempo”, de algo que, aún estando allá no volvería.

Darme cuenta de esto y tomar conciencia del paso del tiempo, además de una serie de  acontecimientos personales, el nacimiento de mi primer hijo (y la posterior separación  con su madre, principalmente), determinaron que decidiera darle un nuevo giro a mi vida. Aprendiendo a escuchar mis verdaderas necesidades y entender cuales eran mis  propósitos, supe efectivamente que mi lugar estaba aquí, con lo cual todo tipo de  añoranza desapareció definitivamente. 

Mentiría si no dijera que sí, que a veces extraño a mi familia cercana, mis padres, mi  hermana, compartir tiempo con ellos, ver crecer a mis sobrinos, etc. En mi caso, y con todo lo que he vivido, vivo y disfruto de mi vida aquí, la añoranza sería forma de ingratitud, no me lo permitiría. 

Se queda en la memoria de mi corazón, llámese añoranza, ese tiempo en el que nos  sentábamos a la sombra de un arbolito a pasar las tardes, en medio de los noventas, cuando teníamos 18... (Si tuviera que poner una banda sonora a esta parte del relato, sería “I'm Eighteen” de Alice Cooper). 

Cuéntanos ¿Cuáles son tus pasiones? ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre? 

Disfruto de muchas cosas, una de ellas es escuchar música, me encanta. Vuelan las horas cuando me pongo a investigar cosas nuevas (aunque a veces descubro  antigüedades), esto es algo que me apasiona, el Spotify es mi droga. No concibo una vida sin música, sin una banda sonora. 

Me gusta disfrutar de la naturaleza, ya sea practicando surf, practicando qigong, dando una vuelta en bici o simplemente caminando un poco al aire libre. 

La fotografía, es otra de las cosas en las que me encanta invertir (y gastar) mi tiempo, el diseño y la estética visual. Siempre tengo la sensación de búsqueda, aquí se entremezclan todos los ingredientes. Investigo, miro y acumulo información en mi cabeza, me atrae mucho la estética del punk, del surf, del skate y toda la variedad de arte que los rodea, la influencia de las culturas, las épocas y las modas, me flipa. 

Muchas veces mezclo el tiempo libre con el tiempo ocupado, disfruto mucho el estar metido en mis proyectos, me gusta y disfruto haciéndolo, es un modo de vida. Así que  también disfruto cuando hago “lo que tengo que hacer”. Como dice Marta, mi mujer, soy un disfrutón. 

Tus proyectos de futuro... 

Teniendo en cuenta que soy idealista, soñador y generalmente tengo una actitud mental positiva, enseguida vuelo más allá cuando hay algún proyecto que me emocione para  llevar a cabo, mis proyectos comienzan siendo el ideal de aquello que tengo en mente y  que entonces persigo. 

Mis metas de futuro son ahora mismo, cuidarme y cuidar de los míos, compartir con  Marta el crecimiento y la crianza de nuestra hija Gala. Dedicar tiempo para apoyar a Luca, mi hijo mayor para darle herramientas que puedan servirle en su vida. Vivir en un entorno  cercano a la naturaleza, y seguir buscando el equilibrio entre el tiempo que dedicamos a ganarnos la vida y el tiempo que dedicamos a vivirla. Particularmente creo que vamos por buen camino. 

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Reflexionar para esta entrevista me ha ayudado a vincular el pasado con el presente y a conocerme a mí mismo un poco más. Para terminar, confesar que cuando se me propuso hacela, empecé a pensar de que se trataría, una de las primeras cosas que vino a mi mente fué la letra de una canción “Por ser un solo” del gran José Larralde: 

“Un día me largué por el camino 

Como una arena más que lleva el viento 

Me eché a la huella y esperé su aliento 

Sin mucho apuro ni mayor destino 

Quién puede predecir si es desatino 

Transformar en distancia el elemento 

Uno echa por la espalda la nostalgia 

Porque lleva en el pecho la esperanza 

Tal vez no duela tanto saber poco 

Todo se aprende 

Pero nunca alcanza 

Lo pior transita el mundo de la idea 

¿Poner en quién y cuándo la confianza? 

Si se da el corazón, ¿que es lo que queda 

Para poder seguir pagando en adelante? 

El aliento que cuesta y que se paga 

Como se paga todo a cada instante 

Lo hecho en el pasado y lo que haga 

Será un saldo a pagar extravagante

Soy sólo un hombre y por eso basta 

Que ensaye una razón al descubierto 

Para ver naufragar en propio puerto mi barca 

Y mi bandera en la subasta 

Que animarán los mismos de mi casta 

Por todas las razones de mi acierto 

Soy sólo un hombre y casi el propietario de ser un solo y contrario a todo No acepto jerarquías en el modo de conseguir le cielo o el calvario Cuento las negras cuentas del rosario 

Y van hacia la cruz, codo con codo 

Por eso, querer mojar el río con el agua del aliento de un pez es imposible Pero existe en lo absurdo lo factible 

Como apagar la vida en una fragua 

No cubre al seno la sutil enagua 

Cuando la mente orada lo invisible 

Un día me largué por el camino 

Como una arena más que lleva el viento 

Me eché a la huella y esperé su aliento 

Sin mucho apuro ni mayor destino 

Quién puede predecir si es desatino 

Transformar en distancia el elemento” 

Cómo podríamos saberlo... 

En mi caso particular puedo decir que no lo es, lo que he ganado en experiencias y  personas me merecen más que la pena.  

Pero una cosa que seguro es desatino y de esto estoy seguro, es no poner amor en lo  que hacemos. Hagamos lo que hagamos. 


 

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Lingüista y especialista en el tratamiento de la información, Javier es responsable de comunicación y contenidos para la comunidad hispanohablante en Expat.com

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