Burocracia infernal ¿qué países son los peores?

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Publicado el 2022-10-17 a las 09:09 por Asaël Häzaq
Esta no es, en absoluto, una clasificación exhaustiva . Siempre se encuentran elementos buenos y no tan buenos en cualquier ejercicio de comparación. No obstante, hay que decir que algunos países son especialmente conocidos por su farragoso sistema burocrático. Esto se puede experimentar en todos los aspectos de la vida cotidiana, afectando a los locales y a los expatriados. He aquí un resumen de los países conocidos por los expatriados por su falta de eficiencia burocrática

Alemania

¿Está Alemania atrasada en materia de tecnología digital? Muchos extranjeros se quejan de una burocracia demasiado compleja y anticuada. La razón es que los servicios digitales aún no están suficientemente desarrollados. Por ejemplo, la mayoría de los trámites para encontrar una vivienda u obtener un permiso de residencia siguen haciéndose en papel. La interacción con las autoridades locales también es más complicada. Son problemas administrativos que pesan sobre la moral de los expatriados. Además, muchos de estos expatriados lamentan el sistema de pago desmaterializado.  

China

El sistema político allí es el de un partido estatal, el Partido Comunista Chino (PCC). Es un sistema vertical y centralizado con intermediarios a nivel local. Los expatriados lamentan un mercado laboral demasiado rígido y vertical. Hay una evidente falta de flexibilidad, que es especialmente real para las empresas chinas, junto con una jerarquía abrumadora. La pandemia de Covid es un ejemplo concreto de lo inflexible que puede resultar la administración china. Había muy poco margen de adaptación a casos concretos y, en consecuencia, las familias binacionales se encontraron sin poder registrar el nacimiento de su hijo debido a los bloqueos. Las autoridades chinas no fueron nada tolerantes. Las familias extranjeras se encontraron a menudo atrapadas entre dos órdenes contradictorias, una procedente del Estado y otra emitida por las administraciones locales. 

Canadá

Los medios de comunicación canadienses no son amables con una burocracia que consideran anticuada. Tanto los locales como los expatriados tienen que lidiar con ella todos los días. Por ejemplo, la tramitación de las solicitudes de visado tiene graves retrasos, y las prestaciones del seguro de empleo suelen ir con retraso; algunos canadienses llevan más de 6 meses esperando para recibir sus prestaciones. El sistema de nóminas Phoenix, puesto en marcha en 2016 para pagar a los funcionarios, ha sido un fiasco desde que se introdujo, con pagos insuficientes, pagos excesivos, retrasos en los pagos, etc. Miles de empleados públicos se han visto en apuros económicos y psicológicos y piden su cese. El problema en Canadá es un sistema centralizado paralizante. Desde que Ottawa pide las huellas dactilares biométricas a los trabajadores extranjeros antes de que entren en el país, ha sido un completo desastre. Desde 2021, debido al calvario de Covid, es casi imposible que muchos inmigrantes franceses envíen sus huellas dactilares. Los empresarios de Quebec piden una mayor flexibilidad (estas huellas se pueden tomar en Quebec), pero las autoridades no lo permiten. 

Francia

Este es otro sistema burocrático que está empantanado. Francia y su complejidad administrativa son bien conocidas. Un simple trámite puede convertirse en un psicodrama por un doble nombre, un error ortográfico o una falta de comunicación entre los distintos servicios administrativos. Tanto los locales como los expatriados sienten que la burocracia francesa está desconectada de la realidad. También en este caso, la crisis de Covid resultó ser un revelador inquietante. Los inmigrantes franceses en el extranjero hablan de una administración francesa que sigue ciegamente las normas sin tener en cuenta las circunstancias concretas. Por ejemplo, el cierre impidió que la gente proporcionara documentos específicos debido al cierre obligatorio de los establecimientos. Los medios de comunicación franceses son igual de severos y advierten de la "lacra de la burocracia francesa", que parece provocar la pérdida de muchos puntos del PIB del país, cada año.

Japón

Locales y expatriados describen muy bien y no sin ironía la burocracia japonesa: "Para entenderla, hay que entender la clasificación de la basura". Algunas ciudades tienen más de 30 contenedores de basura diferentes. Hay que limpiar las botellas y quitarles las etiquetas y los tapones. Las botellas de plástico, que deben estar debidamente separadas de otros tipos de botellas, tienen que ser clasificadas lejos de las latas. Los periódicos no deben mezclarse con otros tipos de papel (revistas, anuncios, papel de color). Las etiquetas y los tapones tienen su propio contenedor especial, etc. La lista es interminable. Además, hay que respetar estrictamente los días de recogida de basura. 

Además, ¡cuidado con los errores! Los infractores se expondrán a la ira de los demás inquilinos (el honor no es ninguna broma en Japón), sobre todo al incumplimiento de las normas de arrendamiento. 

Así de engorrosa puede ser la burocracia japonesa, aún más considerada una de las más complejas del mundo. El ministro de Reformas Administrativas, Tarô Kôno, ya ha pagado el peaje por ello. En 2020, lanzó una plataforma online para que la gente expusiera sus problemas con la burocracia. La plataforma se saturó en un día, ¡para asombro del ministro! Demostró la existencia de un problema real para muchos locales y expatriados, enfrentados cada día a la lentitud administrativa. De hecho, en Japón, muchas cosas se siguen haciendo en papel. A veces se tiene la impresión de que el progreso tecnológico japonés se limita al fax. Reconociendo estos problemas, el gobierno de Kishida introdujo una estrategia de digitalización, un serio desafío que debe ser seguido de cerca por locales y expatriados. Mientras tanto, se aconseja seriamente repasar el kanji para poder rellenar los formularios administrativos japoneses. Los grandes ayuntamientos suelen ofrecer versiones en idiomas extranjeros (incluido el inglés), pero esto no se aplica a todos los documentos.

El idioma sigue siendo una dura barrera

Esta es la crítica que suelen expresar los expatriados en Alemania, Francia, China y Japón. Parece que el idioma en estos países es demasiado difícil de aprender. Pero si un expatriado puede argumentar sobre los trámites burocráticos, también debe ser capaz de defender estos países y su patrimonio lingüístico. Sería injusto dar mala nota a Francia por sus letras mudas y sus diferentes pronunciaciones según la palabra sea plural o singular, como sería injusto rechazar el alemán por la longitud de ciertas palabras o abandonar el kanji y su ortografía.

En cambio, hay que considerar que la lengua es un patrimonio y un factor cultural que hace que un país sea especial y único. De hecho, no tiene nada que ver con la burocracia. 

Los expatriados que se quejan hablan de la falta de traducción al inglés de los documentos administrativos. Pero también en este caso es mejor aceptar que no todo se puede traducir al inglés o a otro idioma. Los países se esfuerzan por facilitar los trámites a los recién llegados, como, por ejemplo, ofrecer asistencia en directo para el registro o la seguridad social en los ayuntamientos, pero al final, lo más probable es que un contrato de trabajo esté escrito en el idioma local. 

En este sentido, debería corresponder a los expatriados poner de su parte y poner todas las posibilidades de su parte aprendiendo la lengua del país de acogida antes de pensar en instalarse. Así, estarán mejor equipados y cualificados para exponer los problemas que experimenten con la burocracia del país y apreciar cualquier avance que se haga para resolverlos.