En Cuba la vida es dura hace años, como en cualquier lugar del mundo, para las personas normales, pero en Cuba creo que se agrava, las cosas se dificultan, el transporte, la vivienda, la comida, los productos de limpieza e higiene, la medicina.
Los trámites burocráticos demasiado lentos, la vida se torna muy difícil y sólo si tienes amigos puedes resolver. No importa nada, sólo buscarse la comida, ni hablar de la ropa y zapatos, el agua, la luz, el gas, todo es difícil, el pan, todo se vuelve problemático. Son problemas y problemas, asuntos sin resolver en años, el material para arreglar tu casa, un inodoro, o una cafetera, o papel de baño, es igual, todo es difícil de conseguir. Entre tantas carencias,esta la picaresca que desarrolla el cubano para vivir con ellas y ser feliz de cualquier modo,como si fuera una especie imposible de derrumbar. Pero es mentira, el cubano sufre y lo hace siempre y mucho, aunque lo disimule bailando, cantando, el cubano es triste melancólico, se deprime es muy sufridor, porque ve su vida y la quiere mejorar cuando es casi imposible.
No obstante ama la tierra y desea estar allí como sea, aún habiendo conseguido la salida, añora volver y recuerda con dolor lo que dejo atrás. Contradictoriamente los cubanos quieren salir cada vez más, desean irse de Cuba y lo intentan de todas las maneras porque además le estar en la isla de fijo crea un malestar que es como un encierro donde piensas que sólo salir te aliviara ese síntoma,cuando no es así. Es una idea que uno se hace, poner los pies en el extranjero y arreglado el asunto. Pero desgraciadamente conocemos lo que es sólo cuando estamos fuera y vemos lo duro que es cambiar de ser cubano a ser europeo, americano o canadiense.
Es duro el cambio, nos toca entonces de todas maneras bailar con la más fea.
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