Trabajar en el extranjero: ¿Hay que estar disponible en todo momento?

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Publicado el 2023-06-19 a las 06:57 por Asaël Häzaq
El auge del trabajo a distancia desde la crisis sanitaria ha reavivado el debate: ¿hay que estar constantemente disponible para trabajar? ¿Cómo pueden fijar sus límites los profesionales extranjeros, teniendo en cuenta las diferencias culturales? Echemos un vistazo a los países en los que los empleados se sienten obligados a estar disponibles fuera del horario laboral.

¿Debe estar siempre disponible para trabajar?

La Unión Europea (UE) considera el tiempo libre un derecho fundamental de los trabajadores. Sin embargo, parece haberse visto menoscabado desde el primer cierre patronal de 2020. Cuando Covid-19 paralizó el mundo, los gobiernos tomaron medidas de emergencia para mantener la producción. Así, el trabajo a distancia se convirtió en la norma, sobre todo en sectores con un uso intensivo de la tecnología digital, como los servicios terciarios, las finanzas, la banca y los seguros, la ciencia y la química, la información y las comunicaciones, y la administración pública. En los países de la OCDE, más del 50% de los empleados de estos sectores han recurrido al trabajo a distancia. Desde entonces, esta medida de emergencia ha pasado a formar parte de la organización laboral estándar de muchas empresas de todo el mundo (sobre todo de aquellas cuyas actividades pueden organizarse a distancia).

"Presentismo a distancia" e hiperconexión

Pero el trabajo a distancia también tiene sus inconvenientes. La culpa no reside tanto en el propio concepto de trabajo a distancia como en las prácticas de empresarios y empleados. En un mundo hiperconectado, la vida privada se funde a menudo con la vida profesional. Ordenadores, tabletas, teléfonos, etc., son omnipresentes. Los trabajadores nunca dejan sus pantallas, ya sea en el trabajo o en su vida privada. Por supuesto, los expatriados no se libran y pueden verse obligados a seguir trabajando fuera del horario laboral. Esto es especialmente cierto desde Covid, que dio lugar a una cultura de "presentismo a distancia". Las empresas han aumentado el número de reuniones que celebran para asegurarse de que sus empleados trabajan a distancia. Los empleados han empezado a contestar correos electrónicos por la noche o los fines de semana, unos minutos mordisqueados en su vida privada que, a priori, no cuentan como trabajo. Se trata simplemente de informar de algo al jefe, a un colega o de una consulta rápida. La hiperconexión (o hiperconectividad) se ha instalado en nuestra vida cotidiana.

Empleados atrapados en la trampa de la disponibilidad excesiva

Los propios empleados cayeron rápidamente en la trampa. La satisfacción de ser útil a la empresa, el deseo de dar una buena impresión a sus colegas y a la dirección, el miedo a dejar de estar "en el bucle" y la búsqueda frenética de información han llevado y siguen llevando a muchos empleados a estar fácilmente disponibles para trabajar. Se arriesgan a sufrir estrés, nerviosismo y agotamiento, por no hablar de los perjuicios causados a sus seres queridos (ruptura de vínculos familiares, crisis de pareja, etc.). Varios países han aprobado leyes que prohíben a los empresarios ponerse en contacto con sus empleados fuera del horario laboral, o al menos regulan el derecho a desconectar (véase la lista de países más abajo). Pero en la práctica, muchos empleados dicen que siguen intercambiando correos electrónicos o atendiendo llamadas telefónicas después del trabajo. Algunos no tienen ningún problema con ello; responder a unos cuantos correos electrónicos después del trabajo no tiene ninguna repercusión en sus vidas.

Otros, en cambio, señalan los efectos perversos de esta excesiva disponibilidad. Unos minutos de conexión extra pueden convertirse en horas pasadas entre correos electrónicos y llamadas telefónicas sin remuneración alguna. Pero ante la presión de su jefe o de otros colegas, los empleados siguen su ejemplo, lo que supone un riesgo para su salud mental y física y su bienestar. Por supuesto, no es posible estar disponible para el empresario todo el tiempo. Sin embargo, la acumulación de pantallas ha llevado a la falsa idea de que un trabajador (expatriado o no) siempre puede estar localizable y ser capaz de responder. Esto parece ser un círculo vicioso para los empleados de todo el mundo.

Entender las diferencias culturales cuando se trabaja en el extranjero

La forma en que se organiza el trabajo en un país también refleja su cultura. Algunos países, como Estados Unidos, abogan por la libertad y el espíritu empresarial. La hiperconexión es un medio para producir más y mejor. Otros países, como Japón, consideran que la disponibilidad total de un empleado es una parte normal del trabajo. Sin embargo, incluso los países que luchan contra la hiperconectividad han deducido que a los empleados les cuesta desconectar. En 2017, año en que se aprobó el derecho a desconectar en Francia, una encuesta reveló que más del 80% de los empleados seguían respondiendo a mensajes de texto y correos electrónicos fuera del horario laboral. Es un reflejo que no parece que vaya a desaparecer pronto. Lo mismo ocurre en España, donde muchos empleados admiten responder a correos electrónicos y mensajes fuera del horario laboral. Se dice que la extensión del trabajo a distancia y la cultura del presentismo animan a los empleados españoles a "hacer más" sin sentir que lo están haciendo.

Del derecho a desconectar a la presión de la hiperconexión

Estados Unidos se ha burlado de Francia y otros países por defender el derecho a desconectar. Estados Unidos cree que el Estado no debe interferir en el lugar de trabajo. La cultura estadounidense tiene una fuerte ética del trabajo. La flexibilidad es una prioridad, y todo lo que obstaculice el trabajo es un factor de enfriamiento para las empresas. Las grandes ciudades estadounidenses están a su vez hiperconectadas.

Lo mismo ocurre en Corea y Japón. También en estos dos países el valor del trabajo es primordial. En 2016, doce diputados de la oposición presentaron un proyecto de ley para prohibir toda comunicación entre empresarios y empleados después del trabajo. Mencionaban la alta presión, el aumento del estrés, una forma de acoso y el riesgo de agotamiento. Corea del Sur es uno de los países más hiperconectados del mundo. Desde entonces, no ha habido muchos avances en el tema, salvo un proyecto de ley para aumentar la semana laboral legal de 52 a 69 horas. Finalmente, el gobierno dio marcha atrás ante el descontento popular. Pero esta propuesta dice mucho de la cultura laboral de Corea del Sur.

En Japón (como en Estados Unidos), no existe el derecho a la desconexión. Japón ha sido conocido durante mucho tiempo como el país del empleo vitalicio (shûshinkoyô), un sistema que fomentaba la lealtad de los empleados. Aunque el empleo vitalicio ha perdido terreno desde finales de la década de 2000, el compromiso con la empresa se mantiene. Un compromiso que exige disponibilidad, incluso después del trabajo. Los trabajadores japoneses son los primeros en sufrir la hiperconexión, cuyas consecuencias pueden ser dramáticas. Cada vez más empresas japonesas toman conciencia del problema y ponen en marcha iniciativas. Aun así, todas las miradas están puestas en el gobierno, presionado desde Covid.

El derecho a desconectar en todo el mundo

Conscientes de los efectos nocivos de la sobreconexión, algunos países han tomado medidas para prohibir esta práctica. Algunas de estas medidas se tomaron mucho antes de la crisis sanitaria. La pandemia y los abusos relacionados con el trabajo a distancia (con empleados hiperconectados, incluso fuera del horario laboral y los fines de semana) han reavivado el debate. Echemos un vistazo a los países en los que está prohibido contactar con los empleados fuera del horario laboral, pongamos las cosas en perspectiva y examinemos las excepciones. Algunos países optan por la negociación en la empresa. Otros siguen sin querer oír hablar de marco legislativo.

Francia

El artículo 55 de la Loi du Travail (también conocida como Loi El Khomri) de 21 de julio de 2016 consagra el principio del derecho a la desconexión. La reforma de la legislación laboral, que entró en vigor el 1 de enero de 2017, recoge la ley El Khomri y garantiza el derecho de desconexión de los trabajadores. En concreto, la empresa debe comprometerse a implantar "dispositivos que regulen el uso de las herramientas digitales, que garanticen el respeto a los tiempos de descanso y vacaciones, así como a la vida personal y familiar".

Perú

En su ley de 1 de noviembre de 2020, que prorroga la norma de marzo de 2020 que facilitaba el trabajo a distancia, el Gobierno peruano reconoce el derecho de los trabajadores a desconectar durante las vacaciones, los periodos de descanso y "la suspensión de su relación laboral". El objetivo era seguir trabajando a pesar de la pandemia y, al mismo tiempo, reconocer los derechos de los trabajadores. El Decreto de Urgencia 127-2020 prohíbe a los empleadores obligar a los empleados a trabajar durante sus periodos de desconexión. Establece el tiempo mínimo de desconexión de una jornada laboral en 12 horas continuas. Un paso más se dio el 11 de septiembre de 2022, cuando el Congreso peruano aprobó la reforma del trabajo a distancia e introdujo un tiempo de "desconexión digital".

Irlanda

Inspirado en Francia, el Gobierno irlandés ha introducido un "Código de Buenas Prácticas" para regular las relaciones entre empresarios y trabajadores. Este Código, en vigor desde abril de 2021, avala el derecho de los empleados a desconectar después de la jornada laboral.

Portugal

Desde noviembre de 2021, los empresarios tienen prohibido ponerse en contacto con sus empleados fuera del horario laboral. Se arriesgan a una multa de hasta 9690 euros en caso de infracción. La legislación portuguesa es una de las más estrictas en la materia.

Alemania

En Alemania no existe una ley formal, sino negociaciones en el seno de las empresas. La cuestión de la disponibilidad de los empleados y los excesos de la hiperconexión no es nueva. En Alemania, el debate comenzó a finales de los años 90. Desde 1999, el gobierno reconoce que los empleados pueden rechazar todo contacto con su empresa durante una baja por enfermedad. Existen otras disposiciones, regidas directamente por las empresas. En 2011, Volkswagen se convirtió en la primera empresa en impedir a sus empleados el acceso al correo electrónico fuera del horario laboral. En 2016, el Libro Blanco del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales consagró el principio de colaboración entre empresarios, sociedad civil e interlocutores sociales en relación con el trabajo a distancia. Entonces no había ley, pero se negociaban convenios colectivos entre las partes implicadas.

Filipinas

En enero de 2017, un proyecto de ley del Código Laboral filipino obligaba a los empleadores a "establecer horas en las que no se espera que los empleados envíen o respondan a correos electrónicos, mensajes o llamadas relacionados con el trabajo." Pero unas semanas más tarde, el Secretario de Trabajo y Empleo prefirió hablar del derecho de los empleados a responder o no a los mensajes de su empleador. En un comunicado oficial, explica: "Responder o ignorar los mensajes y correos electrónicos del empleador fuera del horario de trabajo es un compromiso voluntario del empleado, que no está obligado a responder. El derecho a desconectarse es una elección del empleado".

Bélgica

Aunque Bélgica no ha introducido una prohibición formal o el derecho a desconectarse, su ley del 26 de marzo de 2018 obliga a los empleadores a organizar un diálogo sobre el tema. Según los artículos 15 a 17 de dicha ley, corresponde al empresario organizar "una consulta en el seno del Comité de Prevención y Protección en el Trabajo, a intervalos regulares y siempre que lo soliciten los representantes de los trabajadores en el seno del Comité, sobre el tema de la desconexión del trabajo, y el uso de medios digitales de comunicación."

España

En 2019 entró en vigor en España la Ley Orgánica 3/2018 de protección de datos personales y garantía de los derechos digitales. El artículo 88 de la ley dice: "Los trabajadores por cuenta ajena y los funcionarios públicos tendrán derecho a la desconexión para garantizar, fuera del horario legal o contractualmente establecido, el respeto a sus períodos de descanso, vacaciones o permisos, así como a su intimidad personal y familiar."

Canadá

En Canadá hay opiniones encontradas sobre el derecho a la desconexión. Quebec no se libra. En 2020, Jean Boulet, Ministro de Trabajo de Quebec, reconoció los riesgos de la hiperconectividad de los trabajadores, pero no quiso interferir en las negociaciones de las empresas. Quebec confía entonces más en las iniciativas de las empresas que en un marco estricto, que considera demasiado limitado. Pero en 2023, un grupo de jóvenes juristas instó a Quebec a actuar, con una encuesta que lo respaldaba. Según su encuesta, "7 de cada 10" encuestados piden que Quebec intervenga en este ámbito. El grupo de abogados cita como ejemplo la provincia canadiense de Ontario, que ha introducido el derecho a la desconexión.

Japón

En Japón, en cambio, los empleados están desesperados por relajarse después del trabajo. Aunque el gobierno de Kishida se empeña en luchar contra los excesos (el karoshi, muerte por exceso de trabajo, sigue siendo la causa de fallecimiento de entre 300 y 400 trabajadores al año), en la práctica queda mucho por hacer. En muchas empresas japonesas se sigue trabajando después de la jornada laboral. Entre las respuestas nocturnas al correo electrónico y las llamadas telefónicas del fin de semana, el equilibrio entre vida laboral y familiar es casi inexistente.

Otros países han introducido el derecho a desconectar, concretamente Italia (en 2017), Chile y Argentina (en 2020, como parte de las medidas sobre teletrabajo durante Covid-19). Por otra parte, algunos países no ven con buenos ojos la intervención de los gobiernos en el lugar de trabajo. En Estados Unidos, el derecho a desconectar no es una prioridad. En marzo de 2018, Nueva York sí intentó modificar su legislación para introducir uno, pero fue en vano.

Trabajar en el extranjero e hiperconexión: ¿cómo poner límites?

Si has encontrado trabajo en un país que ha introducido el derecho a la desconexión o permite el diálogo con la empresa, ¡estás de suerte! Sin embargo, casi se ha convertido en algo natural que los empleados estén hiperconectados a su trabajo debido a la omnipresencia de las herramientas digitales. Como primer paso, infórmese sobre las prácticas de su empresa. No dudes en hacer preguntas durante la entrevista de trabajo. Si la empresa tiene una postura sobre la hiperconexión, sin duda ha aplicado las medidas necesarias. Si no es así, consulta la legislación vigente. No estás obligado a responder a tu empresa cuando se ponga en contacto contigo fuera del horario laboral.

La posición de un expatriado puede ser delicada, sobre todo cuando se trata de hacer valer sus derechos. Quizá tema perder su puesto, ser degradado o ser mal visto por su empleador. Pero aceptar estar siempre disponible es igualmente contraproducente. Demuestre que conoce la ley. El problema puede surgir en ausencia de una ley. En ese caso, intenta adaptarte. Responder a un correo electrónico de trabajo cuando se supone que deberías estar durmiendo o disfrutando del fin de semana es trabajo. Todo trabajo merece un salario. Si tu contrato no estipula cuánto tiempo tienes que estar disponible fuera del trabajo, no tienes por qué permanecer conectado. Para protegerte, ponte en contacto con el sindicato de tu empresa (si existe) o con cualquier otro profesional pertinente. También puedes pedir asesoramiento jurídico a especialistas en la legislación de tu país de expatriación.