Un argentino en Israel, Rault: "prácticamente hemos vuelto a la vida normal que llevábamos antes de la pandemia"

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Publicado el 2021-04-28 a las 22:36 por Javier Olivas Alguacil
Son ya veinte años los que Rault lleva en Israel. Decidió salir de Argentina por la falta de oportunidades y después de valorar varias opciones se decantó por la que le brindaba el estado hebreo por ser descendiente de judíos. 

¿Cómo llegaste a Israel?

Luego de tomada la decisión de radicarme en Israel, los primeros trámites no fueron fáciles pero si rápidos, recuerdo que comencé con toda la burocracia en el mes de enero y llegué en el mes de mayo.

Lo primero que tuve que hacer es contactarme con la Agencia Judía para Israel, que es una entidad cuya única dedicación es ayudar a los judíos del mundo a emigrar hacía Israel. Una vez contactado con esa entidad, se me asignó un Shelíaj (en hebreo significa "envíado") que es como un agente de inmigración, que forma parte de la antes mencionada agencia, y su trabajo es guiar al futuro inmigrante en todo lo necesario para hacer lo más fácil posible esa inmigración y la futura estadía en el Estado de Israel.

Tuve que tramitar un Certificado de Judeidad ante el Gran Rabino de Argentina, en el que él da fe que yo soy judío, luego tramitar los documento necesarios para viajar (pasaporte, identificación personal argentina) y además hacer una entrevista con un psicólogo, en forma privada, pero que lo asigna la Agencia Judía. Luego de presentar todos los documentos que acabo de detallar, hay que esperar la visa de entrada a Israel.

El 15 de mayo del 2001, a las 13:30 hs. hora argentina, embarqué en un vuelo de Iberia con destino a Barcelona, con sólo 100 dólares en el bolsillo, una valija con ropa y un bolso de mano, luego de llegar, hice trasbordo a un vuelo de la misma empresa con destino a Israel, y siendo las 14:00 hora israelí del día 16 de mayo del 2001, aterrizamos en el Aeropuerto Internacional David Ben Gurión, en las afueras de la ciudad israelí de Tel Aviv.

En el mismo aeropuerto, recibí una pequeña cantidad de dinero por parte de la Agencia Judía para mis gastos personales de los primeros días. Y luego me subí a un minibus que luego de casi dos horas de viaje, me trajo a la ciudad en la que vivo desde ese día.

¿Cuál fue el motivo por el que decidiste vivir allí?

Yo nací en una ciudad que se encuentra a 11 km al sur de la Ciudad de Buenos Aires, en la República Argentina, en el año 1973, en casa vivíamos mis padres, mi hermano mayor, mi hermana menor, mis abuelos maternos y yo.

Mi familia siempre perteneció a la clase media baja, a la clase trabajadora, en mi hogar la religión judía estuvo bastante alejada de nuestras vidas, pero de cualquier manera eramos y somos judíos, eso nunca se pierde; hasta que mis abuelos fallecieron festejabamos la Pascua judía, el Año Nuevo judío y eso era por una cuestion de respeto hacia ellos, por ejemplo después de jubilarse, mi abuelo todos los sábados y para las fiestas concurría a la sinagoga, mi abuela sólo para las fiestas. Eso sí, nunca en mi casa se festejó Navidad ni Año Nuevo. Cuando fallecieron mis abuelos fueron sepultados en el Cementerio Judío bajo el rito judío, se respetó y se llevó a cabo todo como marcaba la tradición. Lo mismo ha sucedido con los casamientos y los nacimientos ... siempre se hizo todo bajo el rito hebreo.

En definitiva, Israel, no estaba muy cerca de la vida familiar, pero siempre había conversaciones sobre el país, las situaciones tristes y alegres que acaecían aquí.

La Argentina siempre tuvo problemas económicos y sociales, yo con 27 años no tenía ningún porvenir, era una época en la que no se podía ser la carga de los padres, hoy en día es un poco más flexible esta situación, yo estaba desocupado y me era muy difícil conseguir un trabajo. Así que casi en secreto, (yo vivía con mis padres y con mi hermana, ya que mi hermano recién se había casado) empecé a buscar una salida, difícil, pero salida al fin, la de buscar mi futuro fuera del país donde había nacido, recuerdo que fui a la embajada española, pero era muy difícil conseguir la ciudadanía ya que no era descendiente de españoles. Luego, hice averiguaciones en las embajadas sueca y finlandesa, pero era muy difícil acceder a la ciudadanía también en esos países, además, quería estar totalmente legal, fuera donde fuera.

Yo realmente no veía un futuro halagüeño para mí, y esa situación hizo que me enfermara y estuve internado en un hospital varios días, allí los médicos me dijeron que debía dejar de preocuparme y debía ocuparme de mi situación, porque si no mi salud no iba a mejorar, y en una charla muy dura con mis padres, les conté lo que quería hacer con mi vida, y sé, que con mucho esfuerzo, aceptaron la realidad y me apoyaron y ayudaron en todo lo que significó mi inmigración.

¿Te resultó difícil encontrar un trabajo?

Yo llegué a Israel sin ningún oficio o profesión y además el país no se encontraba en muy buenas condiciones de seguridad, recién había comenzado la Segunda Intifada, y había asesinatos terroristas casi todos los días, la situación de seguridad en Israel inclina la balanza en la oferta laboral. Además, la dificultad se acrecentaba ya que yo tampoco tenía conocimientos básicos del idioma hebreo, y mi inglés es casi nulo. De lo único que estaba seguro, es que a pesar de haber llegado en soledad a Israel, nunca el Estado me iba a soltar la mano, no me iba a dejar solo.

Mi primer trabajo fue gracias a un subsidio del Ministerio de Inmigración: yo trabajé en una fábrica de plásticos, cuatro días a la semana, ocho horas por día, y un día estudiaba el idioma en un instituto, recibía un sueldo mínimo (cuatro dólares la hora) por las cuarenta horas laborales semanales, así pude alquilar mi primer monoambiente y vivir de forma normal. El subsidio duraba sólo nueve meses, obviamente cuándo se acabó el subsidio estatal, se acabó el empleo. Pero ya teniendo un poco más de idioma, logré de a poco insertarme en el mercado laboral, y la verdad es que a pesar de los cambios transcurridos en estas dos décadas, salvo raras excepciones, siempre tuve trabajo.

¿Cuál fue tu estrategia para conseguirlo? 

Cuando yo llegué a Israel sabía muy pocas palabras de hebreo, y eso no facilita las cosas para nada, pero yo tenía bien claro que necesitaba para lograr el éxito: aceptar las reglas del mercado laboral, aprender muy bien el idioma y saber venderse uno mismo al empleador, por suerte estas premisas me han llevado al éxito. Tengo un buen trabajo, obviamente con sus pros y sus contras como todo en la vida, y no me quejo, y eso ha sido logrado por tener muy claras mis metas.

¿En qué ciudad vives? 

Yo vivo en la capital del Neguev (el Neguev, es el desierto que cubre casi la mitad sur de Israel) que es la ciudad de Be´er Sheva, una ciudad bastante desarrollada, con aproximadamente doscientos mil habitantes.

¿Qué tal es la vida allí? 

Yo la verdad no conozco muchos países del mundo, pero te puedo asegurar que Israel en general es un país único con ningún otro que se parezca. Be´er Sheva es una ciudad, como todo en Israel, en la que convergen lo oriental y lo occidental, lo antiguo y lo moderno, lo religioso y lo laico, esta dualidad está presente en todo momento. La vida es bastante tranquila y barata, si es comparada con otras ciudades israelíes como Jerusalén o Tel Aviv; el clima es desértico, por ejemplo, el promedio de lluvias anuales no supera los 100 mm. o sea nada de agua, por lo tanto el verano es muy seco y caluroso durante el día y por la tarde suele refrescar.

Be´er Sheva además de contar con numerosos comercios e industrias, es la ciudad de Israel con mayor cantidad de centros comerciales, también se encuentra uno de los hospitales más modernos e importantes del país que atiende a una población de medio millón de personas, la oferta educativa en la ciudad es muy amplia y cuenta con la Universidad "Ben Gurión", institución muy reconocida internacionalmente. También el transporte público está bastante desarrollado contando con la terminal sur de la red ferroviaria nacional, y como centro de paso, la ciudad está conectada por carretera con todas las ciudades principales del país.

¿Tienes ofertas de ocio? 

En los últimos años, Be´er Sheva, ha mejorado mucho la oferta de ocio, pero con respecto a otras ciudades como Tel Aviv o Jerusalem, todavía hay mucho por hacer, el turismo es sólo pasajero ya que al no tener cercanía del mar, eso dificulta un poco las cosas. 

¿Algún lugar que recomiendes para salir? 

Todo depende del gusto de cada uno, pero hay una gran oferta de pubs, bares y restaurantes, centros comerciales y discotecas. Para los amantes de los sitios históricos, yo comenzaría por la antigua estación de tren que data de principios del siglo pasado donde se puede acceder a la locomotora a vapor original de la época, muy cerca está la ciudad antigua con numerosos edificios restaurados como la Gran Mezquita, el Museo Municipal de Artes, la Casa del Gobernador Otománo, por citar algunos. Por la noche se puede asistir a una función en el Teatro Municipal o a algún partido de fútbol en el Nuevo Estadio Municipal.

Israel es conocido por lo hermético de sus fronteras para los expatriados ¿es tan complicado instalarse allí si no se es judío?

Una de las principales aspiraciones del sionismo, movimiento fundador de Israel, era la inmigración de cuantos judíos fuera posible a lo que entonces era el Mandato Británico de Palestina; así, desde el nacimiento del sionismo, numerosos judíos, animados tanto por estas ideas como por la terrible situación que vivían en Europa, se trasladaron a Israel. Cuando surgió el Estado de Israel, parecía natural que hubiera una ley que continuara la política de favorecer la inmigración judía.

Cuando acabó la Guerra de Independencia, el parlamento israelí, aprobó el primer texto de la Ley del Retorno. Este primer borrador concedía trato de oleh (inmigrante en hebreo) a todo judío que deseara establecerse en Israel. La posterior Ley de Ciudadanía otorgaba nacionalidad israelí a todos los olim (plural de oleh).

La Ley del Retorno ha sufrido dos modificaciones en su historia. La primera de ellas en 1954 y la segunda de ellas en 1970, para extenderla al cónyuge de un oleh y a sus hijos y nietos, junto a sus respectivos cónyuges. Esta segunda extensión de la ley, que permite la obtención de la ciudadanía a cualquier persona que hubiera sido perseguida bajo las Leyes de Núremberg de la Alemania nazi, pretendía facilitar la emigración de las familias cuyos miembros no fueran todos judíos, así como de descendientes de judíos.

No es que nadie puede entrar al país, pero hay algunas facilidades para algunos y restricciones para otros, hay que pensar que Israel, como anteriormente detallé, es el único país para los judíos y las restricciones a la inmigración no judía, es para mantener la tradición de la comunidad, por decirlo de alguna manera.

En Israel, en el 2020, había 112000 estudiantes extranjeros, 80000 trabajadores extranjeros legales y unos 90000 ilegales, esto sucede en un país de poco más de diez millones de habitantes, donde el 78% de su población es judía, el 20% profesa la religión musulmana y el resto otras religiones. Según yo sé en Israel conviven personas de más de 176 países del mundo.

¿Cómo evoluciona la pandemia? 

Los contagios en Israel, comenzaron en el mes de marzo del 2020, y como es de esperar nos tomó por sorpresa a todos, a la población y al gobierno, con lo que eso conllevó, idas y vuelta con detractores y partidarios de las medidas, pero las instituciones del estado comenzaron a trabajar y se consiguió adquirir las vacunas necesarias para vacunar a toda la población, prácticamente ya se vacunó a más de cinco millones de habitantes con la segunda dosis necesaria, logrando bajar enormemente la cantidad de enfermos y fallecidos. Israel ha sido tomado como ejemplo en la lucha contra el virus por la OMS, el sacrificio no ha sido poco, la desocupación llegó al 25%, y no hubo clases presenciales durante más de un año y fue grave el cierre de comercios no esenciales.

¿Sigue habiendo confinamiento? 

Gracias a la masiva campaña de vacunación, desde hace aproximadamente un mes ha terminado el último confinamiento severo, aunque todavía hay algunas restricciones, pero prácticamente hemos vuelto a la vida normal que llevábamos antes de la pandemia.