Casablanca, por primera vez

Actualizado 2015-11-19 08:50

Casablanca, por primera vez

Hubiera puesto el título en rojo, no por estética, sino porque es el único color que se me ocurre para representar a esa ciudad. Seguro que alguno de vosotros lo hubiera relacionado con el color de sus taxis, pero no, nada que ver. Es una ciudad en la que hay que estar permanentemente en alerta. Nunca sabes de quién te puedes fiar. A lo mejor, es por los tópicos que se cuentan de ella. A la llegada se te acercan varias personas preguntándote a dónde vas. Tienen un don infalible de detectar los que son extranjeros. Aparentemente todos te quieren ayudar, pero hay que ir con cuidado.

El sentimiento que tenía al ver las afueras de Casablanca es de incredulidad, porque me la imaginaba de otra forma. Es la capital económica de Marruecos. Me la había imaginado más limpia, más ordenada y más atractiva. Pero todo lo contrario, parecía que los habitantes de la ciudad estaban de guerra, todo el mundo corriendo. Andaban sin respetar ninguna norma, unas veces por la derecha, otras veces por la izquierda y otras veces por el centro. Un caos total. Quizás mi ciudad tiene poco que ver con Casablanca por eso me fijé en estos detalles.

El motivo de mi visita era una entrevista de trabajo. Tuve que ir solo. No lo recomiendo a la gente que no suele viajar mucho. Tenía en mi cabeza muchas preocupaciones. La mayor era llegar al lugar de la cita a la hora fijada, a las 15.00h. 30dh es lo que me ha costado el taxi, unos 3 euros. No quería que me engañase nadie, ni tampoco quería ser robado, por lo que guardé el dinero que tenía cuidadosamente en distintos bolsillos. Es una estrategia mía, si te roban de un bolsillo, te queda algo de dinero en otros.

Efectivamente, a las 15.00h en punto estaba en el lugar indicado. Me recibieron amablemente. Era la primera vez que entro en la sede de un sitio web de reclutamiento de personal. Todos los que estaban trabajando allí eran muy jóvenes. Más o menos, el lugar estaba limpio y bien organizado. Tuve que hacer un test de nivel y luego la entrevista. Estaba algo nervioso, pero generalmente, hablé bien, creo.

De camino para mi casa estaba muy tranquilo. Sabía a dónde tenía que ir y qué tenía que hacer. Digamos que estaba más seguro que a la llegada a Casablanca. Tenía hambre, así que fui a un restaurante que estaba cerquita de la estación del autocar. Se puede decir que se come bien en Casablanca. Los precios también me parecieron lógicos, ni caros ni baratos.

Finalmente, me queda señalar un detalle, a mi juicio, importante, y es que en Casablanca, hay muy pocos pasos cebra. Sigo sin entender el porqué, pero tener en cuenta que por mucho que quieras respetar esa norma, acabarás cruzando la carretera por donde no se debería. Es una sensación rara la de tirarte así en medio de la carretera. Pero bueno, ya lo probarás.

ACHRAF LIOUSSOUFI

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